El derecho a un medio ambiente sano está reconocido en diversos instrumentos del derecho internacional y en normativas nacionales. Un derecho que parte de una visión antropocéntrica y no integral, visión que no reconoce que la humanidad es parte de la naturaleza y que todo lo que a ella le afecte nos afecta también.
El desafío es partir de este reconocimiento y aprobar, en un instrumento internacional vinculante, los derechos de la Madre Naturaleza, como un ser vivo en sí mismo que alberga todas las vidas. Reconocer a la naturaleza como sujeto de derechos para garantizar la continuidad de todas las formas de vida, incluida la humana.
La ciencia ancestral de los pueblos y las mujeres indígenas nos lo enseña. Es nuestra forma de vida en armonía con la naturaleza, cuidándola como ella nos cuida. Las mujeres indígenas somos hijas de la naturaleza, la entendemos como un todo integral de la que nace nuestra sabiduría ancestral, nuestros derechos a la libre determinación y la autonomía, nuestras formas de organizarnos. Para los pueblos y las mujeres indígenas la naturaleza no es solo el “ambiente” en el que nos desenvolvemos, es fuente de vidas.
Por eso afirmamos que el pleno ejercicio de nuestros derechos colectivos e individuales solo será una realidad con el reconocimiento de los derechos de nuestra Madre Naturaleza. Y decir que lo que a ella le afecta también afecta a todos y todas no es solo una declaración: es una realidad evidenciada en la crisis climática y en las pandemias: primero el Covid-19, ahora la viruela del mono. ¿Cuántas más esperaremos para tomar una decisión cada vez más urgente?
Llamamos a la Organización de Naciones Unidas a releer la Carta Mundial de la Naturaleza, adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 28 de octubre de 1982, a la luz de los avances normativos, de la crisis climática y la crisis sanitaria mundial, para reconocer los derechos de la Madre Naturaleza. Convocamos a las organizaciones de pueblos y mujeres indígenas y a los movimientos sociales en general a sumarse activamente a este llamado. En defensa de las vidas. Por la continuidad de las vidas.
Comentarios