TEJIENDO
CAMINOS
​ Tierra y territorio
El territorio es el espacio donde afirmamos nuestra identidad, nos relacionamos con otros colectivos, donde habitan ancestros y ejercemos nuestra espiritualidad, donde vemos nuestro futuro y el de nuestros hijos e hijas. Es el lugar donde creamos y construimos nuestra vida.
El Estado promueve múltiples formas de despojo territorial, para actividades extractivas como la tala, la minería y el petróleo, monocultivos y para proyectos de infraestructura o “servicios públicos”. Exigimos el reconocimiento efectivo de nuestros territorios integrales ancestrales, luchamos contra todas las formas de despojo territorial, demandamos el reconocimiento de los derechos de la Madre Naturaleza, sus ecosistemas y especies.
Cambio Climático
La crisis climática es producto de la deforestación del sistema económico que destruye a la Madre Naturaleza. Hay un desequilibrio del calendario andino / amazónico; los tiempos de siembra y de cosecha se alteran, hay inundaciones, sequías, plagas que impactan con mayor fuerza en los pueblos indígenas.
Nuestras chacras se vuelven improductivas, la juventud se va de las comunidades en busca de recursos para la sobrevivencia. Esto aumenta la carga de trabajo de las mujeres indígenas. Demandamos respeto y promoción de nuestra ciencia y tecnología ancestrales, su incorporación a las políticas públicas, resistencia a las actividades extractivas que contaminan y aceleran la crisis climática.
Soberanía y seguridad alimentarias:
La soberanía alimentaria es el derecho que tenemos los pueblos de tener acceso oportuno a alimentos de calidad, producidos ecológicamente y de manera sostenible. Pero las políticas agrarias se dirigen al cultivo extensivo de productos y a la ocupación de tierras para agroexportación o para biocombustibles.
En nuestras comunidades se aprecia cada vez menos los alimentos tradicionales y se prefiere el consumo de productos que carecen de calidad nutritiva. Exigimos respeto a nuestra libre determinación, a nuestras formas de producir, distribuir y consumir nuestros propios alimentos, el cuidado de nuestras semillas, la promoción de la agricultura orgánica, sin agroquímicos. No a los transgénicos.
Participación y representación política
Las brechas de género, a las que se suman las de etnicidad y de clase, impiden una plena y efectiva participación y representación política de las mujeres indígenas. Aquellas que logramos ser parte de una lista electoral no contamos con recursos para las campañas electorales. Los partidos que nos invitan no garantizan que llevarán nuestras agendas.
Enfrentamos acoso político. Demandamos la participación y representación política de los pueblos y las mujeres indígenas, desde lo comunal, distrital, provincial, regional, nacional e internacional. Distrito electoral indígena con representantes elegidos según nuestras propias formas de organización y con un número de escaños correspondiente al porcentaje de autoidentificación.
Salud indígena e intercultural:
Las mujeres indígenas enfrentamos barreras de acceso a servicios y falta de cobertura, además de discriminación y el maltrato en los centros de salud. Aunque existe la estrategia de salud intercultural, que plantea el reconocimiento y la incorporación de los saberes de los pueblos indígenas en salud, esto no se cumple. Una problemática cada vez más preocupante es el alto índice de embarazo adolescente.
Los programas de salud sexual y reproductiva no son inclusivos ni interculturales. Demandamos el reconocimiento y pleno respeto a nuestra medicina ancestral, nuestras sabios y sabios, recuperación y preservación de nuestras plantas medicinales, atención y data específica de la salud de los pueblos y las mujeres indígenas.
Educación indígena e intercultural:
La educación colonial incentiva el olvido y la pérdida de nuestras culturas indígenas, promoviendo la castellanización y la subvaloración de los idiomas indígenas. Las diferencias de género y etnicidad en el acceso persisten, especialmente en educación secundaria y superior, así como una deficiente infraestructura, la falta de profesorado y su deficiente preparación.
La tasa de analfabetismo en las poblaciones indígenas aún es alta, siendo las mujeres las más afectadas. Demandamos reconocimiento, respeto e incorporación de nuestra ciencia y tecnología ancestrales indígenas; cierre de las brechas de etnicidad y género en el acceso y la atención; intercambio de saberes entre culturas y generaciones.
Lucha contra todas las violencias hacia las mujeres indígenas:
Las mujeres indígenas enfrentamos múltiples violencias contra nuestros derechos colectivos e individuales. La continuidad del colonialismo se sustenta en esas violencias: racismo, clasismo, machismo, extractivismo. Las violencias contra la Madre Naturaleza impactan en nuestros modos de vida. Sin embargo, el Estado solo diseña políticas para la violencia de género y sin pertinencia cultural.
Nos criminaliza en lugar de protegernos de las amenazas de las mafias de narcotráfico, minería, tala, tráfico de tierras y trata de personas. Nuestro acceso a la justicia es nulo. Exigimos políticas públicas interculturales destinadas a eliminar todas las diversas formas de violencia estructural contra las mujeres indígenas y las violencias contra la Madre Naturaleza.
Economía indígena:
Hace más de quinientos años la invasión española impuso el modelo extractivista, interrumpiendo nuestros modos de vida. En la década de los noventa del siglo pasado se profundizó este modelo con el extractivismo neoliberal. La política económica vulnera derechos y destruye la naturaleza. Los pueblos y las mujeres indígenas, en cambio, tenemos formas ancestrales de organización,
producción y distribución colectivas, de cuidado de la naturaleza. Demandamos respeto a la Madre Naturaleza, reconocimiento de nuestros derechos, formas colectivas de trabajo y distribución, revaloración de nuestra ciencia y tecnología ancestrales y un modelo económico que se encamine al Bien Vivir y la Vida Plena.