Para acabar con el colonialismo y construir un Estado Plurinacional que nos encamine hacia el Buen Vivir y la Vida Plena.
La dictadura se desenmascara. Boluarte lanza amenazas durante una visita a la Selva Central, se persigue a los integrantes de la Junta Nacional de Justicia, se pide el retiro del Perú del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, se presenta un proyecto para eliminar la obligación de usar el lenguaje inclusivo, se pretende castigar a los medios de comunicación que difundan protestas y se pide explicaciones a un alto funcionario de Naciones Unidas por inmiscuirse en “asuntos internos del país”. ¿Qué más evidencias se necesitan para probar que el Perú está tomado por una dictadura?
Así operan los poderes Ejecutivo y Legislativo para consolidar esta dictadura. Una dictadura que es cada vez más calco y copia de la que destruyó el país en la década de los noventa, aquella que no pudo recuperar el gobierno, pero tampoco dejó nunca el poder. Lo cierto es que estamos ante la continuidad de una dictadura sistémica que, bajo una apariencia democrática o no, se empeña en mantener y profundizar su colonialismo extractivista, destructor de las vidas y de los derechos.
Los voceros de la dictadura, desde todos los poderes del Estado que ésta ha copado, se rasgan las vestiduras porque los organismos internacionales señalan sus crímenes. ¿Es necesario recordar que, precisamente, la ONU y el sistema universal de derechos humanos se crearon para evitar los crímenes de las dictaduras? ¿Cuándo van a intervenir de manera enérgica y efectiva para detener todas las vulneraciones de derechos humanos que se están perpetrando en el Perú?
Pero así como las más de 60 víctimas por las que seguimos exigiendo justicia y reparación se suman a los miles de indígenas asesinados desde la invasión europea a estos territorios hoy llamados Perú, a los masacrados en los levantamientos durante la Colonia, a los pueblos extinguidos durante la fiebre del caucho, a las masacres que respondieron a las recuperaciones de tierras y muchos más, nuestra lucha y resistencia continúa, abrazando esa memoria, yendo de la mano con nuestros ancestros y nuestras ancestras que se enfrentaron siempre al colonialismo.
Y porque se trata de acabar con el colonialismo, decimos que no basta con “recuperar” la democracia. Es urgente transformarla, radicalizarla, para construir un Estado Plurinacional que garantice las vidas y los derechos colectivos e individuales, para caminar hacia un futuro ancestral de Buen Vivir y Vida Plena.
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