JUVENTUDES SHIWILU TEJIENDO IDENTIDAD
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En el distrito de Jeberos, las y los jóvenes shiwilu de la Escuela de Derechos Humanos “Valentía Shiwilu” continúan demostrando que la defensa de la identidad y de los derechos colectivos se construye desde la creatividad, el territorio y la fuerza de la organización comunitaria. Durante las semanas de septiembre y octubre, decidieron buscar nuevas maneras de compartir lo aprendido, sosteniendo una campaña inspirada en la experiencia de la comunidad hermana y su lema “Ser kukama es chévere”. Desde allí, adaptaron el mensaje, lo hicieron propio y lo compartieron con la alegría de la juventud, pero también con la fuerza profunda de sus raíces.
En el marco del proceso nacional del Censo 2025, y frente a las irregularidades presentadas alrededor de la pregunta 10 sobre autoidentificación, las y los jóvenes organizaron actividades dentro de su comunidad para dialogar con niñas y niños de 9 a 12 años. En estos espacios lúdicos y pedagógicos conversaron sobre la importancia de enunciarnos desde nuestros pueblos, entendiendo que la identidad se construye como una pared formada por muchos bloques. Cada uno de esos bloques representa elementos fundamentales de nuestra cultura: la lengua, la memoria, el territorio, los saberes, las tradiciones y las historias familiares que nos sostienen.
Por eso recordaron también que la autoidentificación es la base que sostiene el ejercicio de todos los demás derechos colectivos. Sin el reconocimiento pleno de quiénes somos, no hay garantía de una educación intercultural adecuada, una atención en salud pertinente ni políticas que protejan nuestros territorios. Nombrarnos es el primer paso para defenderlo todo.

Como parte de su estrategia de incidencia en la comunidad, las y los jóvenes junto a niñas y niños instalaron espejos intervenidos en distintos espacios de Jeberos. En ellos, las personas podían verse reflejadas acompañadas de elementos culturales, símbolos propios del pueblo shiwilu y frases como “Nuestras raíces cuentan” y “Ser shiwilu es chévere”, que invitaban a la reflexión y al orgullo identitario. Estas instalaciones buscaron activar conversaciones, memoria y reconocimiento comunitario, llevando la identidad al centro de la vida cotidiana.

El aprendizaje también cruzó fronteras territoriales. Las y los jóvenes de “Valentía Shiwilu” viajaron a la comunidad de Bellavista para encontrarse con jóvenes del pueblo shawi. Allí reconocieron similitudes profundas en su relación con el territorio, pero también celebraron las particularidades que hacen único a cada pueblo: sus tradiciones, sus prácticas cotidianas y la vitalidad de la lengua shawi, que se mantiene viva gracias a quienes la hablan y enseñan.
De este encuentro e intercambio surgió un mensaje que hoy levantan con orgullo en banderolas construidas colectivamente, como un solo grito que empieza a tener eco en cada comunidad: SER SHAWI ES CHÉVERE. Un recordatorio de que la diversidad fortalece, y de que cuando las juventudes indígenas se organizan, crean y se reconocen entre sí, abren caminos para el ejercicio pleno de sus derechos colectivos y para la continuidad de sus pueblos desde la memoria, la dignidad y el territorio.

Para cerrar este ciclo de aprendizajes y creación comunitaria, las y los jóvenes sostuvieron también un espacio de reflexión en el marco del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Las y los jóvenes shiwilu se encontraron con hermanos y hermanas shawi en la maloca de Jeberos, el espacio donde han realizado todos sus talleres y donde continúan construyendo pensamiento colectivo. Allí compartieron la razón de la existencia de esta fecha, recordando que la violencia contra las mujeres no es un hecho aislado, sino una herida estructural que también afecta la continuidad de los pueblos indígenas.

Durante el encuentro, dialogaron sobre los tipos de violencias que pueden atravesar en su cotidianidad, pero también a niveles estructurales y de representatividad. A través del juego y la conversación abierta, las y los jóvenes fueron reconociendo cómo estas violencias se manifiestan en el día a día, en acciones normalizadas, en silencios aprendidos o en prácticas que parecen comunes, y cómo es necesario nombrarlas para poder transformarlas.
Las jóvenes de “Valentía Shiwilu” expresaron su posicionamiento como mujeres indígenas, afirmando que la representatividad no se limita al género, sino que también se sostiene en la defensa de los derechos colectivos, del territorio y de la madre naturaleza.
Al finalizar, construyeron de manera colectiva dos figuras simbólicas: la Mujer Trabajadora y la Mujer Valiente, representaciones de la fuerza, la resiliencia y la dignidad que comparten ambas comunidades. Con este acto, reafirmaron que la lucha contra las violencias es también una lucha por la vida, por el territorio y por la dignidad de sus pueblos.













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