Por fin, luego de más de dos años de dilaciones, el Congreso de la República aprobó, el pasado 11 de noviembre, la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutricional, una demanda por la cual veníamos luchando las organizaciones indígenas, agrarias y campesinas; principalmente las mujeres indígenas, quienes día a día somos guardianas en nuestras comunidades de la seguridad alimentaria para nuestras familias y pueblos.
Según lo informado, este dictamen crea el Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sinasan) y plantea definir las obligaciones del Estado, así como la responsabilidad de los individuos e instituciones privadas en la implementación del derecho humano a la alimentación y nutrición saludable.
Desde la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú – ONAMIAP, consideramos que la seguridad alimentaria es un derecho vinculado estrechamente a la soberanía alimentaria, es decir, el derecho a decidir qué alimentos necesitamos producir y consumir.
La lucha del Estado, el conjunto de la sociedad civil y el sector privado contra la desnutrición, especialmente infantil, es urgente. A lo que se añade la necesidad de recuperar y conservar nuestras semillas autóctonas, que son el sustento de nuestra biodiversidad. Por ello nuestra oposición tajante a los transgénicos y a la promoción desmedida de los monocultivos, que despojan nuestros territorios, degradan nuestros suelos y explotan a hombres y mujeres que trabajan sin derechos laborales.
Es necesario recalcar que la soberanía y la seguridad alimentaria sufren también el impacto del cambio climático, frente al cual los pueblos y las mujeres indígenas contamos con herramientas, prácticas y saberes ancestrales de mitigación y adaptación, como, por ejemplo, el cuidado del agua que es otra tarea esencial para garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria.
Finalmente, las políticas públicas interculturales de apoyo a nuestra agricultura familiar y garantizar la seguridad jurídica de la tenencia colectiva de las tierras de nuestras comunidades son tareas pendientes. Las mujeres de ONAMIAP estaremos atentas y vigilantes de la implementación de la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutricional, con la participación y aporte de los pueblos y las mujeres indígenas.
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