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Foto del escritoronamiap

LA DICTADURA ENCARNA EL RACISMO Y CLASISMO COLONIAL

Profundiza el extactivismo y da continuidad a la sistemática política de exterminio físico y cultural de los pueblos y las mujeres indígenas.

Para la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú, ONAMIAP, más allá de las definiciones de las ciencias sociales, en el país se instauró en diciembre del 2022 una dictadura cívico-militar-empresarial, liderada por Dina Boluarte y su gabinete ministerial y el Congreso de la República, y sostenida por el poder de las armas y el poder mediático.

 

Es una dictadura porque se impuso de manera ilegal e ilegítima. El acoso político, judicial y mediático contra el presidente Pedro Castillo fue movido por un profundo racismo y clasismo. Es una estrategia aleccionadora para que los pueblos entendamos que no somos quienes colocamos a los presidentes. Su vacancia por incapacidad moral fue aprobada por 102 votos y el reglamento del Congreso exige 104, lo que invalida todo el proceso.

 

Es una dictadura porque acapara todo el poder, reprime, criminaliza, asesina, las leyes y normas que emite violentan contra los tratados internacionales de los cuales el Perú es Estado parte. Tratados internacionales que surgieron precisamente para vigilar que los Estados respeten, promuevan y garanticen el ejercicio de derechos.

 

RACISMO Y CLASISMO COLONIAL

Dina Boluarte NO representa a las mujeres y menos a las mujeres indígenas. Traicionó al presidente Castillo, pero también a las mujeres al aliarse con los que implementaron las esterilizaciones forzadas. Traicionó y reprime a quienes apostamos por una Nueva Constitución, mientras el Congreso la modifica para que la dictadura se perpetúe, más allá de quien se siente en Palacio de Gobierno.

 

Dina Boluarte, su gabinete, el Congreso y el sistema de justicia, junto a los grandes medios de comunicación, encarnan el poder patriarcal, racista y colonial.

 

La represión al pueblo movilizado es racista y clasista. Han asesinado a más de sesenta hermanos y hermanas, la mayoría en regiones con las más altas tasas de población indígena; cientos de heridos, detenciones arbitrarias, violencia sexual, criminalización, estigmatización como vándalos, terroristas, “madres peores que animales”. Exigimos justicia y sanción para los responsables inmediatos y políticos; y tratamiento para las personas heridas.

 

PERPETUARSE PARA LA IMPUNIDAD

 La usurpadora se apresta para dar su mensaje al Congreso de la República, ese Congreso que, en alianza con el Poder Ejecutivo, está destruyendo la Madre Naturaleza, a los derechos y a su propia “institucionalidad democrática” que hace años está en crisis estructural y, por tanto, exige cambios estructurales.

 

Esa dictadura se endurece, aprueba normas para perpetuarse en el poder y buscar su impunidad por crímenes contra los derechos humanos y corrupción. Atenta contra todos quienes se atreven a cuestionarla: Junta Nacional de Justicia, Jurado Nacional de Elecciones, fiscales que investigan la corrupción.

 

Por eso aprueba la nefasta “Ley de Amnistía” que busca la impunidad de los criminales violadores de derechos humanos. Indulta al exdictador Fujimori. Y arremete contra el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y otros organismos internacionales que cuestionan sus crímenes genocidas.

 

MODELO GENOCIDA

Es una dictadura instalada para profundizar el sistema capitalista neoliberal extractivista. Por ello, desde el Congreso y el Ejecutivo se emiten normas que representan retrocesos contra los derechos humanos individuales y colectivos, en particular de despojo territorial, y contra los derechos de la Madre Naturaleza.

 

Atenta sobre todo contra los derechos de los pueblos y las mujeres indígenas, profundizando el extractivismo criminal impuesto hace más de quinientos años con la invasión europea. Y que desde entonces implementa una sistemática política de exterminio físico y cultural contra nosotros y nosotras.

 

La corrupción se multiplica y nos ahoga. Esa corrupción que se manifiesta también a través de normas que promueven el despojo territorial de los pueblos indígenas y las actividades ilegales, como la Ley Antiforestal. Todo esto provoca los asesinatos de líderes indígenas, que ya suman 35, por las mafias de narcotráfico, tala y minería ilegal, tráfico de tierra, entre otras. Y promueve también bandas armadas en nuestros territorios, como la Ley CAD, violentando nuestro derecho a la libre determinación.

 

CAMBIOS ESTRUCTURALES

En la historia no existen coincidencias. El estallido popular contra la actual dictadura se produjo a 30 años del dudoso referéndum que impuso la constitución de la dictadura de los 90. Son 30 años de un modelo económico que destruye vidas y derechos. Esto exige un auténtico Pacto Social, una Constitución elaborada desde y para los pueblos; necesitamos cambiar el legado de la dictadura fujimontesinista que recortó nuestros derechos para favorecer a las grandes empresas, principalmente extractivas.

 

El Estado peruano, desde su creación, con democracias o dictaduras, ha servido al poder económico que desde siempre impone la agenda política del país. La dictadura actual es la continuidad de la dictadura fujimorista que dejó el gobierno, pero no el poder. La inestabilidad política que sacude al país en los últimos años es orquestada por ellos.

 

Es también la continuidad de la sistemática política de exterminio físico y cultural de los pueblos indígenas iniciada con la invasión española que impuso el extractivismo que hasta hoy perdura. Desde entonces los pueblos y mujeres indígenas luchamos y resistimos. Nuestra lucha y resistencia contra la actual dictadura es la continuidad de nuestra lucha y resistencia ancestral.

 

Demandamos la salida de la dictadura. Pero no solo para cambios de rostros que den continuidad al modelo depredador de derechos y de la Madre Naturaleza. Hay que radicalizar la democracia. Vamos a articular nuestras luchas, para que todos los ríos de resistencia de los pueblos impulsen con energía un momento constituyente que haga retroceder al neoliberalismo. Y prepararnos para participar en una Asamblea Constituyente Popular, Plurinacional, Soberana y Paritaria, para acabar con el colonialismo y avanzar hacia el Buen Vivir y la Vida Plena.

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