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Señor Relator Especial de la ONU: las actividades extractivas envenenan nuestras sangres y nuestros territorios

Esta semana ONAMIAP se reunirá en Lima con el Relator Especial de Naciones Unidas sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos, Marcos Orellana (viernes 25) y en Cusco (miércoles 23) con una Delegación de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), a quienes presentará informes sobre la situación de los derechos de los pueblos y las mujeres indígenas. 


La Delegación de ACNUDH dialogará con lideresas y dirigentas de cuatro de nuestras bases organizativas: Federación de Mujeres Campesinas de la Provincia de Anta (FEMCA, Cusco), la Federación de Mujeres Indígenas de la Provincia de Atalaya (FEMIPA, Ucayali), la Federación de Mujeres de la Región Apurímac (FEMURA) y la Asociación de Mujeres Sumac Tika (Puno).


El Relator Marcos Orellana escuchará los testimonios de nuestras lideresas y dirigentas acerca de los graves impactos de las actividades extractivas en la vida y la salud de los pueblos y las mujeres indígenas, así como en nuestros territorios y la Madre Naturaleza.

Le explicaremos que en el Perú tenemos ciudades enteras copadas por la minería, como Cerro de Pasco, fundiciones, transporte de minerales, relaves y más de 50 años de derrames petroleros en la Amazonía. 


Entre 1997 y el primer trimestre del año pasado, se produjeron 1002 derrames petroleros, de ellos 566 en la Amazonía, donde el 65% de estos derrames fueron producto de fallas operativas y de la corrosión del Oleoducto Norperuano. Es decir, pudieron prevenirse y hay responsables identificados. Durante la pandemia, la actividad petrolera ha seguido sembrando desastres. Entre marzo del 2020 y julio del 2021 se produjeron 45 derrames petroleros solo en Loreto.


Las sustancias tóxicas afectan sobre todo a niños y niñas y ya hubo más de una víctima mortal, por causa de la indiferencia del Estado y su priorización del extractivismo. La más reciente fue Esmeralda Martín Añasco, una niña de Pasco, que en septiembre del año pasado murió envenenada con metales pesados en la sangre.


Esmeralda representa a las más de 10 millones de personas afectadas con sustancias tóxicas en el Perú. Cifras oficiales reportaron el 2018 que en Cerro de Pasco había 2670 niños y niñas de 0 a 11 años con metales tóxicos como mercurio, arsénico y plomo. Allí opera la empresa minera Volcan, del conglomerado suizo Glencore, en un gigantesco tajo que hace que 59 mil pobladores beban agua contaminada. Otro caso dramático es la provincia de Espinar, en Cusco, donde el 78% de los habitantes tiene también la sangre envenenada.


ONAMIAP, además, entregará al relator Marcos Orellana y a la Delegación de ACNUDH el “Informe sobre la Situación de los Pueblos Indígenas en el marco de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas”, realizado por (ONAMIAP), con el apoyo de su base la Federación de Mujeres Indígenas de la provincia de Atalaya (FEMIPA) y de la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali y Afluentes (FECONAU), el cual expone la desprotección del Estado a las comunidades indígenas, al no garantizar el ejercicio de sus derechos individuales y colectivos. 


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