La crisis política es estructural: la única salida es un cambio estructural
Un nuevo intento de golpe de Estado está en marcha. Los poderes de facto unen sus fuerzas para sacar de Palacio de Gobierno al presidente Pedro Castillo, esta vez con una denuncia constitucional. Con esta acción, la Fiscalía de la Nación se consolida como un instrumento más para proteger los intereses económicos y ser otro brazo de los poderes de facto.
¿Cómo una derecha corrupta puede denunciar supuestos actos de corrupción? Esta nueva tentativa de golpe de Estado evidencia que en nuestro país la justicia se ha quitado la venda de los ojos e inclina su balanza a favor de esa derecha, insistimos, corrupta y racista.
Si desde el Congreso no alcanzan votos para lograr la vacancia presidencial o negar el voto de confianza al gabinete, optan por la judicialización de la política. Buscan cercar al presidente persiguiendo a su familia, allanando viviendas, impidiéndole viajar, amenazando permanentemente.
Quieren allanar el camino para llegar a Palacio de Gobierno, no con los votos sino con maniobras golpistas. Por eso apuntan también sus baterías contra la vicepresidenta Dina Boluarte, para inhabilitarla y tener la vía despejada.
Pretenden hacernos creer que están denunciando la corrupción, qué cinismo. Lo real es que no pueden permitir que un campesino gobierne el país. Su desesperado afán de conservar su poder es también una manifestación clara del racismo estructural. Es el mismo horror de hace más de cincuenta años, cuando Juan Velasco llevó a la sede del Congreso a “un montón de indios sin zapatos” y expropió las haciendas a los herederos de los encomenderos españoles. No es más que la continuidad del colonialismo iniciado hace 530 años.
El presidente Pedro Castillo ha ido abandonando sus promesas de campaña. Pero eso no les basta. Tienen todo el poder y aun así están desesperados por sacarlo de Palacio de Gobierno antes de fin de año, no importan los medios que utilicen. Porque no van solo contra él: están pedagogizando a quienes con nuestros votos apostamos por el cambio. Es la advertencia de que no están dispuestos a permitir que se les arranque una migaja de poder.
Desde ONAMIAP hemos sido muy críticas con la gestión del presidente Castillo. Hemos señalado su traición a sus compromisos con quienes le dimos nuestros votos. Le advertimos, una y otra vez, desde la campaña de segunda vuelta electoral y después, que solo podría gobernar apoyado en los movimientos sociales.
Pero también hemos sido y seguimos siendo claras en que la salida no es la vacancia presidencial ni el adelanto de elecciones. El presidente Pedro castillo debe culminar su mandato y después rendir cuentas al pueblo que votó por él. La crisis política en el Perú es estructural y la respuesta a ella solo puede ser un cambio estructural.
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