Niñas, jóvenes y mujeres del pueblo Kukama reconocieron y reforzaron sus saberes sobre las violencias que se ejercen en sus territorios. Estas reflexiones se dieron en el marco del Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.
Son múltiples las violencias que enfrentamos las mujeres kukama: el extractivismo, el racismo, el colonialismo, el patriarcado y el machismo se siguen perpetuando en nuestros territorios y se cometen hasta hoy contra niñas y adolescentes. Por ello, dentro de la Escuela de Derechos Humanos para jóvenes kukama, reflexionar sobre este tema es necesario para garantizar nuestros derechos y el buen vivir de todas las mujeres.
Durante el segundo módulo de la Escuela de Derechos Humanos se dieron espacios para reconocer e identificar los tipos de violencia que existen contra las mujeres en la comunidad nativa de Parinari. Las participantes dialogamos, entre jóvenes y mayoras, sobre la necesidad de que se garanticen los derechos y la igualdad de condiciones en todos los hogares de su comunidad. Premisas como la repartición de tareas entre los hijo/as o la pareja, así como la misma oportunidad de estudios para las y los jóvenes fueron desarrolladas durante las intervenciones.
“A las mujeres se nos priva a veces de poder hablar durante las asambleas porque los hombres se burlan o no nos toman en cuenta”, fue una de las ideas que también surgieron durante la Escuela. Y es que siguen siendo pocas las oportunidades que se dan a las jóvenes y mujeres en espacios de toma de decisión, una situación de violencia política que seguimos enfrentando.
Sin embargo, hay mujeres que a través de los años vienen trabajando para abrirle espacio a las nuevas generaciones de jóvenes indígenas que tienen el derecho de involucrarse en las decisiones dentro de sus comunidades. “Antes la mujer Kukama estaba sometida al varón. No nos dejaban participar o salir, y pienso que ahora ya no es así. Tenemos el mismo derecho de salir a defendernos, participar y tomar decisiones. Somos fuertes como mujeres Kukama", comenta Estela Flores, de la comunidad de Parinari, participante de la Escuela.
Mical F. (11), niña kukama, recuerda que durante la primera etapa de la Escuela reconoció sus derechos como mujer y que este es un conocimiento que no olvida. “He puesto en práctica que las mujeres no somos más ni menos que el hombre, y viceversa. Todos y todas somos iguales”.
La lucha por una vida plena e igualdad de derechos es necesaria para que en nuestras comunidades y todos los espacios podamos lograr el Buen Vivir, libre de la violencia machista que en la actualidad sigue limitando a las niñas, jóvenes y mujeres indígenas a vivir en igualdad de condiciones. Desde el territorio Kukama, decimos: ¡NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LAS NIÑAS Y MUJERES KUKAMA!
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