Desde ONAMIAP, hacemos un llamado para que el Estado para que pueda contener la llegada del coronavirus en el penal de Santa Mónica, donde ya existe una fallecida por el virus y hay niños que viven en las cárceles con sus madres.
Basta de injusticias. La pandemia de coronavirus las está profundizando. Hace unas horas, una reclusa del penal de Santa Mónica ha fallecido por coronavirus. El hacinamiento en las cárceles continúa con graves problemas sanitarios, siendo más grave en los penales de mujeres donde niños y niñas acompañan a sus madres hasta los tres años.
Hemos dicho que esta pandemia pone en evidencia las grandes brechas de desigualdad y , sin embargo, también representa una oportunidad para empezar a cerrarlas. No obstante, nuevamente, vemos cómo el coronavirus sí tiene clase y las medidas del gobierno, favoritos. Mientras Keiko Fujimori fue puesta en libertad condicional por segunda vez en los últimos cinco meses y hasta se hizo una prueba de coronavirus en su domicilio, que llega a costar 1700 soles, Susana Villarán espera más de dos semanas su excarcelación para cumplir arresto domiciliario debido a un error en los documentos correspondientes.
Desde ONAMIAP, no nos estamos pronunciando sobre la culpabilidad o inocencia de la ex alcaldesa de Lima. Siempre hemos exigido que se investigue todo indicio de corrupción. Lo que decimos es que se están demostrando, una vez más, los tratos de desiguales. Quien tiene dinero vive, quien no lo tiene muere. Así de crudo.
Muestra de ello es cómo la salud también se ha vuelto un negocio. Y ya han salido denuncias de cómo las farmacias y las clínicas privadas se enriquecen con el coronavirus, pidiendo incluso hasta 40 mil soles para colocarte un respirador mecánico, y ahora también hacen pruebas de coronavirus a domicilio. ¿Quién puede pagar ese monto para poder ser atendido?
Una vez más, insistimos: el coronavirus tiene un sello de clase. En ese sentido, desde ONAMIAP, hacemos un llamado para que el Estado para que pueda contener la llegada del coronavirus en el penal de Santa Mónica, donde ya existe una fallecida por el virus y hay niños que viven en las cárceles con sus madres. Basta de injusticias: el Estado debe garantizar los derechos a la vida y la salud de todas y todos.
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