“Nuestra lucha es por la agricultura familiar” Como resultado de la huelga nacional convocada por los productores y las productoras de papa de las diferentes regiones del país, ya se han perdido las vidas de dos hermanos agricultores de las regiones Huancavelica y Pasco. Pese a ello, el Estado responde incrementando el nivel de violencia y represión. ¿Cuántas vidas más se tendrán que perder para que los reclamos de los agricultores y agricultoras de los Andes sean realmente escuchados y se planteen soluciones para superar la crisis que sufre el sector? La medida de lucha fue retomada porque los hombres y las mujeres del campo denuncian que no se atendió debidamente a sus reclamos. Entre sus principales exigencias están que se promuevan leyes que protejan la producción nacional por sobre las importaciones de papa, que se garantice la compra del tubérculo para los programas sociales, y que se declare en emergencia el sector agrario. De acuerdo a la Dirección General Agrícola (DGA) del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), la producción de papa a nivel nacional beneficia a más de 700 mil familias distribuidas en 19 regiones del país. Con la caída del precio de la papa todas estas familias de pequeños agricultores y agricultoras se encuentran en la ruina y, en muchos casos, adeudados con los préstamos que sacaron para financiar su producción. Pese a ser una de las principales actividades económicas y la fuente de subsistencia de un importante porcentaje de familias peruanas, actualmente el sector agrario es uno de los más descuidados debido a la nula planificación que existe. A ello se suma la falta de atención que se le presta al efecto que ocasiona el cambio climático en la agricultura, principalmente por el aumento en intensidad, extensión o período de heladas, lluvias y granizadas en los Andes. Desde la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP), expresamos nuestro respaldo y solidaridad a la justa lucha de nuestros hermanos y hermanas agricultores quienes no descansarán hasta que los gobernantes atiendan sus reclamos. Asimismo, rechazamos la violenta represión que vienen sufriendo de parte del Estado. Es urgente que se tome en serio la actual crisis que sufre el sector agrario y se establezca un diálogo real para evitar que el conflicto social escale y se pierdan más vidas humanas. Exigimos que se establezcan acuerdos claros que beneficien a todos y todas las agricultoras, principalmente en cuanto a las compensaciones económicas que el Estado va a destinar. Finalmente, necesitamos que se tomen las acciones necesarias para que el cambio climático no siga afectando a los y las pequeñas agricultoras, que se les brinden capacitaciones y asistencia técnica; asimismo, que se implementen políticas de promoción de la agricultura familiar y de consumo de los productos peruanos.
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