El junio pasado, durante su participación en un foro realizado en Paraguay, la viceministra Patricia Balbuena declaraba que Perú promueve el principio de no contactar a los indígenas en situación de aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI) para garantizar su supervivencia. A menos de un mes de estas declaraciones, el viernes 17 de julio, Balbuena anunció un "plan de contacto controlado" con indígenas aislados en la región Madre de Dios.
"En esta situación estamos frente a una realidad en la cual existen elementos para poner y mirar el objetivo principal que tenemos que es salvaguardar su vida y su integridad. Y eso no lo podemos garantizar si no entramos en una lógica de contacto no controlado", señaló la viceministra.
Una de las razones por las que se plantea este contacto forzado es el incremento de avistamientos de los PIACI en las comunidades. "Durante el 2014 se han registrado 70 avistamientos de indígenas aislados y que en lo que va del presente año se ha reportado cinco ingresos a comunidades nativas", declaró Balbuena.
Actualmente existirían 5 mil indígenas en situación de aislamiento y contacto inicial. Estos se encuentran en cinco Reservas Indígenas que tienen un total de tres millones de hectáreas de superficie. Hasta ahora, en teoría, el acceso a estos territorios y la realización de cualquier tipo de actividad extractiva están prohibidos en todos los casos por ser reservas "intangibles". Siendo la única excepción, citando a Balbuena, "la explotación de un lote de gas que operaba de forma previa a la creación de la reserva indígena". ¿Qué pasará cuando se imponga el "contacto controlado"?
El 1 de mayo de 2015, un grupo de indígenas Mashco Piro ingresó a una chacra en la comunidad Shipetiari, en búsqueda de comida y ropa, y al encontrarse con un grupo de pobladores en uno de los caminos instintivamente dispararon una flecha que alcanzó a Leonardo Pérez de 20 años, provocándole la muerte. Según versiones de la zona, el joven quiso enfrentarlos.
El desplazamiento forzoso de los Mashco Piro es provocado por la ampliación de la explotación de hidrocarburos del Lote 88, de Camisea, en una zona del Cusco cercana a Manu; lote que se superpone a la reserva indígena establecida por la ley. Asimismo, la migración de los PIACI también es ocasionado por otras actividades como la tala ilegal. Una vez más, las actividades extractivas en territorios indígenas causan impactos en los medios de vida, el medio ambiente y la salud de nuestros pueblos. Los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial tienen hambre y se desplazan en busca de alimentos.
Desde la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú, ONAMIAP, expresamos nuestra solidaridad con los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial. Asimismo, rechazamos el contacto forzado que se quiere imponer, y exigimos que el Estado respete las reservas territoriales indígenas establecidas por sus propias leyes, así como que cumpla con su deber de proteger los derechos de todos los pueblos indígenas, en particular de los más vulnerables. Basta de poner el desarrollo de las actividades extractivas por encima de la vida.
Comments